silo y adosinda

Adosinda, la pieza clave del reino astur

La Historia de España, está llena de mujeres fuertes y valerosas que han contribuido a que las causas que defendían consiguieran cumplir con éxito los objetivos que se habían fijado. Mujeres, a las que la historiografía no les ha dado todo el protagonismo o reconocimiento que estas se merecen. Una situación, a la que podemos ponerle remedio, creando libros, documentales o, como es nuestro caso, artículos divulgativos para descubrir su figura a las nuevas generaciones.

¿Con quién vamos a comenzar? Con una mujer de noble linaje, a la que el Reino Astur debe mucho de su esplendor inicial: Adosinda

Adosinda, la primera soberana del reino de Asturias

 

Descendiente directa de uno de los grandes nombres de La Reconquista, Don Pelayo, Adosinda fue una de las reinas fundamentales para que el recién nacido reino de Asturias, comenzara a despegar. Una mujer, que no estaba destinada a ser reina, ya que la sucesión estaba más que asegurada por sus dos hermanos, Fruela y Vimarano.

¿Qué paso para que fuera proclamada reina? Pues…lo que suele suceder en épocas de formación, en las que los límites de la autoridad no están demasiado definidos: un fraticidio, para evitar que Vimarano derrocara a su hermano y la ejecución de Fruela, el rey, por tan deleznable hecho.

Una muerte, que provocó que Adosinda, con muy buen criterio, enviara al hijo de Fruela lejos de la corte para garantizar su supervivencia y buscara a un buen marido, que pudiera defender sus intereses. ¿Lo encontró? Sí, en un magnate gallego que respondía al nombre de Silo, junto al que subió al trono en 774. Allí se mantuvo durante nueve años, hasta que su marido falleció y su medio hermano Mauregato se adueñó del trono, a pesar de que ella deseaba que la nobleza aceptara a su sobrino Alfonso como sucesor.

Confinada en Santianes de Pravia como monja, Adosinda no vivió lo suficiente para ver cumplido su sueño, ver a su sobrino ser proclamado rey con el nombre de Alfonso II. Un rey justo e inteligente, que se convirtió en el gran hombre que fue, gracias a la protección de su tía.