Volvemos a visitar las tierras gobernadas por antiguos faraones, para desenterrar de la memoria de los hombres, a uno de sus dioses más venerados. Hoy, vamos a dedicarle este espacio a uno de los dioses egipcios más conocidos por el gran público Anubis, gracias a su aparición en múltiples pinturas y películas tan conocidas como El regreso de la momia, en la que comandaba a un formidable ejercito, que apunto estuvo de eliminar a los protagonistas.
¿Cuáles son sus orígenes?
Según podemos ver en los textos antiguos, anteriores a los Textos de las pirámides, nada se sabe de quién pudo ser el padre y la madre de Anubis. Para conocer algo sobre la que puede ser su madre, tenemos que esperar a la aparición de los Textos de los Sarcófagos (en el Primer Período Intermedio) donde se nos cuenta, que nació del vientre de la diosa gata Bastet o la diosa Hesat.
En textos posteriores, se atribuye su nacimiento a la unión de varios dioses, aceptándose, la versión de Plutarco, en la que dice que Anubis, es fruto del amor adúltero de Osiris y Neftis.
Este dios, es el encargado de la protección de las necrópolis (los cementerios) , que se encontraban cercanas a la fuente primordial de la vida egipcia, el Nilo. Otras de sus funciones primordiales, era , servir de guía a las almas de los difuntos hasta el tribunal de Osiris, lugar en el que se encargaba de supervisar del pesaje de las almas, también era el encargado de iniciar el proceso de momificación del faraón.
Aunque existen múltiples maneras de representarlo (al igual que pasa con los otros dioses), las dos más conocidas y que han llegado hasta nuestros días, han llegado dos: un hombre, cuya cabeza es la de un chacal o simplemente como un chacal de color negro.
¿Por qué negro? Porque, para los egipcios, este color, representaba la putrefacción de los cuerpos, pero también era el color de fértil limo, que se depositaba en cada crecida del Nilo y que proporcionaba el indispensable abono a los campos, algo que se asociaba a su vez a la resurrección.