Arpía medieval

Arpías, el sinónimo de la maldad

Cuando una mujer, tiene un carácter bastante complicado o su actitud dista de lo que comúnmente es aceptable, suele decirse de ella que una arpía/harpía (se aceptan las dos maneras). ¿Por qué? principalmente, porque es una de esas palabras que hemos escuchando desde siempre y que usamos más que nada por costumbre, ya que solemos ignorar la razón de su uso, así como  cuáles son sus orígenes.

Afortunadamente para vosotros, aquí estoy yo para solventar este problema, explicándoos explicar con todo lujo de detalles, quienes eran estos seres y porque se usan como ejemplo de maldad.

Arpía¿Qué es una Harpía?

Depende de la fuente que consultemos, el aspecto de las harpías puede ser el de unos seres de enorme belleza, como pasaba en la Antigüedad o poseer una apariencia tan horrenda que daría un susto al miedo como sucedía en el mundo del medievo.

Según nos cuentan las fuentes literarias antiguas, las Arpías, eran unas criaturas muy bellas, con cuerpo de mujer, cuya única particularidad, estaba en su espalda, en la que poseían dos poderosas alas.

La evolución del mito de estos seres, evoluciono en la Edad Media, a los horrendos monstruos que hoy conocemos y a los que podemos ver en diversas obras de arte, manuscritos e incluso, edificios, como en el claustro de Santo Domingo de Silos.

Para la gente del medievo, las Arpías, se convierten en unos seres, en cuyo cuerpo, podemos encontrar diferentes partes de otros animales. Se las representa habitualmente, con un cuerpo similar al de un águila, fuertes garras y un rostro totalmente humano.

Arpía medieval

¿Cuál es el origen de su mito?

Las Arpías, hijas de los dioses marinos, Electra y Taumante, fueron las elegidas para atormentar a Fineo, rey de Tracia. ¿Qué hizo para que lo castigaran? Tuvo la gran osadía de revelarles a los hombres secretos, de los tan temidos como adorados Dioses Olímpicos. Tal acto, provocó que fuera desterrado a una isla, en la cual siempre había una mesa llena de comida a la que no podía acercarse, ya que las arpías (que siempre andaban sobrevolando la zona) se la arrebataban, sin que pudiera probar un solo bocado.

A punto de sucumbir por el hambre, apareció por allí Jasón y sus Argonautas, que espantaron a las Arpías y permitieron al pobre Fineo, disfrutar al fin de algo comestible.

Con el paso de los siglos, su figura, se ha unido a todo tipo de calamidades, como enfermedades o sucesos malignos.