Ava Gadner

Su nombre completo era Ava Lavinia Gadner, y nació en Carolina del Norte en 1915. Su familia era humilde, se dedicaban al cultivo de tabaco y algodón,  y en una mala época llegaron a perder su casa. Ava pasaría a la historia como el «animal más bello del mundo». Y belleza era lo único que tenía, a manos llenas. Quizá se dio cuenta por primera vez cuando a los 18 años visita a su hermana en Nueva York, y mediante unas fotos que su cuñado le hace y que ve la persona adecuada, le proponen hacer sus pinitos en el cine. Pero primero tendrá que ir a clases de Arte Dramático y desprenderse de su execrable acento sureño.

A partir de 1946 empieza a trabajar con los mejores actores de Hollywood, como Burt Lancaster o Clark Gable. Ya en 1941 se había casado con otro famoso, Mickey Rooney, pero la unión fue un completo fracaso. Su segundo marido, y que apenas le duró un año, fue Artie Shaw; lo cual no impidió que siempre siguiesen siendo amigos.

El amor de su vida y el hombre que la marcaría para siempre fue su tercer esposo, Frank Sinatra, quien no duda en divorciarse de Nancy Barbato, madre de sus tres hijos, para estar con Ava. El diría de ella «ha sido toda mi vida». Antes de su unión con Frank habia tenido sonados idilios con Robert Mitchun y Howard Hughes.

Cuando rodaba «Mogambo» junto a Clark Gable y Grace Kelly, alguien le preguntó como una mujer tan hermosa como ella podía estar con alguien tan insignificante como Sinatra, de apenas cincuenta kilos. Ava respondió «sí, pero la mayoría de esos cincuenta kilos son de pene».

Los problemas entre Frank y Ava eran muchos, sobre todo el alcohol y los celos patológicos que ambos sentían; pero en la cama siempre fueron los amantes perfectos. Cuando Ava viene a España a trabajar tiene un affaire con su compañero de reparto Mario Cabré. Para ella no significa nada, pero él se enamora perdidamente. Conoce al entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, a quien ella llama «señor Bragas», sin mala intención; simple desconocimiento de idioma.

El hecho es que acaba divorciándose de Sinatra, que en dos ocasiones había intentado suicidarse ante las amenazas de Ava de romper con todo.

Mantiene idilios con el torero Luís Miguel Dominguín y bastantes hombres más, pero no se vuelve a casar. En 1968 fija su residencia en Londres y a mediados de los ochenta su salud empieza a declinar. Muere de una neumonía en 1990. Cada cumpleaños hasta su muerte recibía un ramo de flores de Sinatra, que sin duda fue quien más la lloró