Al hablar de las catacumbas, todo el mundo piensa en unos túneles interminables en los que, de no llevar un guía que conozca muy bien el recorrido, es muy fácil que tardes en encontrar la salida (o en el peor de los casos, que acabes haciéndoles compañía a los que estaban enterrados allí abajo. No temas, te encontrarán mucho antes de eso suceda).
Una imagen, que aunque es correcta, no refleja la gran importancia que tiene para la Historia del Arte este tipo de enterramientos.
Catacumbas, algo más que simples enterramientos
Aunque es indudable que la función principal de las catacumbas es servir como lugar de enterramiento, estas nos han legado un sinfín de datos que nos permiten descubrir cosas tan dispares como, los nuevos símbolos del incipiente cristianismo o los nombres de los mártires más importantes de la época.
Son precisamente estos últimos, junto a los hombres y mujeres más importantes de la comunidad, los que recibían un trato diferente al resto de sus compañeros de catacumba. En lugar de ser enterrados en simples loculi (los nichos rectangulares que hemos visto en cientos de fotografías), las sepulturas de los más pudientes eran realizadas en los llamados arcos solium.
¿Qué es un arco solium? Como su propio nombre dice es un enterramiento de forma semicircular, en cuya tapa solían pintarse representaciones del nuevo culto.
Además de los arcos solium, en los que también podían enterrarse a los mártires y primeros santos del cristianismo, también podemos encontrar a estos santos hombres y mujeres en los cubículi.
¿Qué es un cubiculi? Un lugar de enterramiento, en el que solían estar agrupados varios mártires o santos, alrededor del cual solían disponerse bancos de piedra para que la comunidad pudiera reunirse y celebrar el culto.
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