Entrevista imposible a : Julio Cesar

Tras mucho tiempo preparando este viaje y con algún que otro soborno a nuestras espaldas (acceder hasta a él, es casi imposible), por fin hemos podido pisar Roma.

La gran urbe, presenta un aspecto impresionante, a los ojos del viajero, a pesar del pestilente olor procedente de algunas de las callejuelas, en las que se concentra gran parte de la población y los pequeños negocios de los artesanos.

Gracias a un contacto, muy próximo al círculo de Cesar, hemos conseguido que nos reciba en el edificio del Senado, lugar en el que tendríamos la oportunidad de verlo más de cerca y estudiar el fatídico escenario de su muerte.

Desembarcados en el puerto de Ostia, una parte de su guardia personal nos escolta (con cara de muy pocos amigos) por el camino más corto, ya que a nuestro entrevistado, no le gusta esperar demasiado.

Nos presentamos como unos legados, de un lejano reino conquistado por Alejandro Magno, cuyo rey enterado de su fama y prestigio, busca una alianza con tan alto personaje.

Aunque el edificio del Senado, es impresionante, la emoción y sobretodo la guardia, nos impiden contemplarlo con detenimiento. Sentado en una silla de manos, ricamente decorada, nos apremia a sentarnos y comenzar con la entrevista.

Salve, poderoso conquistador, ¿Cómo deseáis que os llame? ¿Cayo Julio Cesar? ¿Julio Cesar? ¿O Cesar únicamente?

Salve, Julio Cesar,  que es menos formal. Proceded a vuestras preguntas, pues mi tiempo es limitado (no lo sabes tu bien)

Está bien, ¿No le inquietan los rumores acerca de los Idus de Marzo? Según tengo entendido, malos presagios se avecinan para usted.

En absoluto, la plebe me adora, he conquistado grandes territorios con los que he aumentado su riqueza y tengo bajo control a mis enemigos ¿por qué debería inquietarme?

Hábleme de su conquista de las Galias, realmente ¿cómo venció a Vercingétorix?

¿No ha leído mis comentarios sobre la conquista de la Galia? Haré que le preparen un papiro para su largo viaje. Eso si, son 5 denarios de plata, por las molestias.

Siento decirle que no, pero… no ha contestado a mi pregunta ¿Qué paso realmente en Alesia?

Es demasiado curiosa, por menos de eso he mandado a gente al Tiber, pero bueno, ya que insiste, se lo contaré. Las cosas no iban bien en Alesia, todo mi ejercito estaba en serias dificultades y el de Vercingétorix no estaba mucho mejor. Así que, decidimos jugárnoslo a los dados. Si ganaba yo, me quedaba con todo y si vencía él, me retiraría de Alesia y partiría hacia Roma sin mirar atrás.

¿Y quien ganó?

La victoria era para el galo, pero en el último momento, conseguí cambiar el dado de posición y declarar todo aquello, como dominio romano.

Una última cuestión, ¿qué opina de aquellos que le injurian llamándole, seductor calvo?

– Me gustaría encontrarme con ellos y darles su merecido

¿Por lo de seductor o por lo de calvo?

Evidentemente, por lo de calvo, como bien puede usted comprobar, mi cabeza todavía posee abundante cabello (creo que lleva un postizo).

-Le agradecemos su tiempo y esperamos que tenga una larga vida

– No olvide cerrar a puerta al salir, esta corriente va a acabar conmigo.

11 comentarios en “Entrevista imposible a : Julio Cesar”

  1. Estos hombres, en todas las épocas, por lo que veo, usaban la cabeza para llevar sus escasos pelos o el sombrero, pero no para pensar

  2. No me lo puedo DE creer, cómo le habeís dejado escapar sin preguntarle porque no reconoció a su hijo Cesarión??. Que necesidad tenía él de ir adoptando por ahí criaturas cuando tenía un varoncito propio ??.

    La próxima vez llevaros a la Patiño porfa.

  3. A ver…el Cesarión ese de mis pecados era medio egipcio y no hacía gracia en Roma, donde se pedían ciudadanos romanos puros. Vamos, que esta gente le enseñaron a Hitler todo lo que sabían de lo de raza aria y así nos lució luego el pelo. Además, aquí no se hacen entrevistas del corazón a menos que lo exija el guión o paguen bien, con lo cual la Patiño no tiene lugar. Ea

  4. Eran los soldados de la Legio X, la favorita de Julio Cesar, los que gritaban «Cavete Romani, adducimus vobis adulterum calvum», y no acabaron en el Tiber…

  5. Jejejeje que gracioso este Julio Cesar. Un pelin creidillo, pero muy gracioso. Ya no existen hombres así jejejej.

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