Ya que hemos esbozado las etapas del arte paleocristiano y hablado sobre las catacumbas, ha llegado el momento de que nos metamos de lleno a hablar de una de las cosas que más nos gustan del período en el que las primeras comunidades de cristianos comenzaban a abrirse camino: la simbología utilizada para engañar a los romanos, la cual se engloba dentro de lo que ahora conocemos con el nombre de iconografía paleocristiana.
Símbolos más característicos de la iconografía paleocristiana
Comenzamos nuestro pequeño repaso por la iconografía paleocristiana con uno de los símbolos que ha conseguido traspasar la barrera del tiempo y llegar hasta nuestros días, el crismón.
El Crismón. Probablemente sea una de las representaciones del nombre de Jesucristo más conocidas. Este símbolo, habitualmente se haya compuesto por las dos primeras del nombre griego de Cristo (Χριστός) X y P entrecruzadas. Dos letras que suelen ir acompañadas de la alfa y la omega como símbolos de que Cristo es el principio y el fin de todas las cosas. Un conjunto que puede estar o no rodeado de una corona floral.
Los panes y los peces. El cual puede aparecer representado con un pez o varios, a los que acompañan un cesto lleno de panes. Es otra de las alusiones al nombre de Cristo.
El buen pastor. En el que Cristo se representa como un joven pastor que lleva sobre sus hombros una oveja. Se relaciona con la salvación de las almas.
Pavo real. Es utilizado para representar la inmortalidad del alma
La orante. Habitualmente es representada como una matrona romana con las palmas de las manos alzadas hacia el cielo en señal de oración (también pueden usarse figuras masculinas)
El ancla. Cuya forma era aprovechada por los primeros cristianos para representar la cruz en la que Cristo murió por sus pecados.