Luisa Ignacia Roldán, escultora de cámara, parte final

En las pequeñas imágenes de barro es en donde mejor manifiesta la delicadez en las escenas de la vida de la Virgen y en sus suaves y dulces querubines. De esta época data su obra Desposorios místicos de Santa Catalina. El 15 de octubre de 1692 Carlos II la nombra escultora de cámara, cargo que nunca había tenido mujer alguna. Y es e propio rey quien le encarga la escultura de Jesús Nazareno que pretende regalar al Papa Inocencio IX. Se conservan cartas de Luisa a la reina Mariana solicitando casa para ella y sus hijos o hablando de sus penurias económicas. Algunos estudiosos que han analizado sus obras advierten cierto desajuste emocional en su carácter, una posible ciclotimia que se manifiesta sobre todo en dos Natividades, que no pueden ser más distintas la una de la otra.

Al morir Carlos II en 1700 se queda sin su cargo, que recuperará al año siguiente cuando ciñe la corona Felipe IV. Muere en Madrid en 1704, habiéndolo hecho apenas cinco años antes su padre. A pesar de su mala relación, él la nombra en su testamento.

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