Helena Petrovna Blavatsky nació en el año 1831 en Ekaterimburgo, parte de la actual Ucrania y que entonces pertenecía al imperio ruso. Sus padres eran aristócratas de origen alemán. Desde pequeña mostró unos enormes poderes psíquicos que la hacían ingobernable y quizá por eso su padre se apresuró a casarla a los dieciséis años con un hombre de cuarenta, el coronel Blavatsky, gobernador de Erevan. El matrimonio resulta un estrepitoso fracaso desde el principio y al poco de regresar de la luna de miel, cuando se da cuenta de que es poco más que una prisionera, Helena se escapa, primero a Constantinopla y luego a Egipto, en donde toma conocimiento con la mística sufí y con la religión copta. Allí formará parte por primera vez de una sociedad secreta.
Valiente y aventurera, participa en la guerra por la unidad italiana al lado de Garibaldi, y resulta herida en un hombro. En Londres conoce a un maestro rajput que la introduce en los misterios de la religión hindú, del karma y la reencarnación. Viajará con él a la India para imbuirse más de ese misticismo que tanto le apasiona. Desde la India vuelve al Cáucaso y se reconcilia con su esposo. Allí trabajará un tiempo como curandera, poniendo en práctica sus poderes psíquicos y todo lo que ha aprendido en sus viajes. Al mismo tiempo es una buena pintora y una excelente caricaturista.