Tras diez años de espera y una concienzuda restauración, al fin podemos disfrutar de la visión de El Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela. Un trabajo que nos permite contemplar los pigmentos originales, con los que fue coloreada la gran obra maestra del Maestro Mateo, del que deberían tomar nota todos aquellos que forman parte de nuestro artículo de hoy.
Restauraciones desastrosas
Cualquier obra de arte, por poca importancia que esta parezca tener dentro de su período histórico, deber ser siempre puesta en manos de un restaurador para que esta pueda ser restaurada de forma adecuada. Al menos es lo que debería hacerse por sentido común, ya que si esta cae en unas malas manos, el daño que pueden provocarle puede ser irreparable como en el último caso de restauración desastrosa en San Miguel de Estella.
¿Por qué no se llama a un restaurador? Hay varias razones que empujan a la gente a dejar que el primero que pase y afirme que tiene conocimientos sobre el tema, la principal es la falta de dinero. Es triste decirlo, pero no se suele invertir una cantidad de dinero suficiente para mantener y recuperar nuestro patrimonio artístico y si se hace, a veces no se suele elegir a personas que estén bien cualificadas.
No es el dinero el único problema, también tienen gran culpa de este tipo de atentados contra el patrimonio artístico los párrocos que dejan en manos de cualquiera piezas como el archiconocido Cristo de Borja. Por muy buena voluntad que tengan los vecinos del lugar, no se puede dejar que pongan sus manos sobre una obra de arte porque… salvo que sea un virtuoso del arte (algo un tanto complicado) el resultado siempre va a ser desastroso.
Los desastres más conocidos
Como ya hemos dejado bastante clara nuestra postura anteriormente, vamos a dedicar este pequeño espacio a enumerar los casos más vergonzosos de España (si conoces alguna, háznosla llegar y la incluiremos en nuestra galería).
- El Ecce Homo de Borja, al que una señora de la localidad con más voluntad que talento artístico dejó al pobre Cristo hecho un ídem y con una cara más parecida al retrato de cualquiera de los protagonistas de “El planeta de los simios”
- El San Jorge de San Miguel de Estella, al que han dejado con esta apariencia tan artificial y plástica, que nada tiene que ver con el aspecto que le dio el artista que lo creó en la primera mitad del siglo XVI.
- Este indescriptible santo que aparece en la fachada de la ermita de la Virgen del Cortijo en La Rioja, del que parece que se hayan ocupado unos niños de preescolar (no os perdáis el detalle del sol con cara)
- El San Sebastián de Ciperez, al que parece que hayan sustituido por una copia suya comprada en un bazar cercano.