La inmensa mayoría de la gente, cuando escucha la palabra esfinge, deja volar su imaginación hasta planicie en la que se encuentran situadas desde hace milenios las tres pirámides más impresionantes (con permiso de las de América del sur) construidas por la mano del hombre.
Una Esfinge, que vigila las tumbas de Keops, Kefren y Micerinos, a la que hoy no vamos a hacer referencia. La criatura a la que hoy dedicamos nuestro tiempo es monstruo mítico que asolaba la ciudad de Tebas. Antes de contaros su historia, vamos a hacer un pequeño repaso a sus orígenes.
¿De dónde desciende la Esfinge de Tebas?
Tal y como sucede con cantidad de mitos de la Antigüedad, los orígenes de la Esfinge, no están del todo claros. Según el autor que consultemos, podremos encontrar diferentes historias sobre su nacimiento, en las que tanto sus progenitores, como los lugares en los que vio las primeras luces, son diferentes.
De lo que podemos estar completamente seguros es del terrible aspecto que tenía: su cabeza y pechos eran los de una mujer, su cuerpo el de un león y a diferencias de las egipcias, poseía alas como las de un pájaro.
¿Por qué se instala en Tebas y no en otro sitio?
La verdad es que aquí tampoco hay un acuerdo, sobre cual fue la causa, para que este monstruo, se instalara en las cercanías de Tebas. Lo único en lo que las fuentes antiguas tienen en común, es que su presencia se debe a la venganza de alguno de los dioses, que quieren castigar alguna mala acción de alguno de los dirigentes de la ciudad.
Desde su observatorio, además de destrozar las cosechas, podía divisar a los viajeros que se dirigían hacia Tebas y salirles a su encuentro. En estos encuentros, solía presentarles varios enigmas, que debían de resolver, si querían llegar hasta la ciudad y sobretodo, para conservar su vida (ya que a los que no le daban la solución, morían en sus garras)
Por suerte para los tebanos, un buen día, pasaba por allí Edipo, al que la Esfinge le presentó el enigma más famoso del mundo: ¿Cuál es el ser que es capaz de ir a cuatro patas, dos y tres patas? Edipo, tras reflexionar unos momentos, contesto: el Hombre
La Esfinge, al darse cuenta de que era la respuesta correcta, se lanzó al vacío desde el lugar donde se encontraba, muriendo en el acto.