Cementerio de los ingleses

 

En el privilegiado entorno del monte Urgull, al pie del Sagrado Corazón y desde donde se divisa el vecino Igueldo, otro de los centinelas de San Sebastián, el palacio de Miramar y la hermosa playa de la Concha, se encuentra el conocido como cementerio de los ingleses, que fue inaugurado en el año 1924, como reconocimiento a aquellos soldados británicos que cayeron en la defensa de la ciudad a lo largo de distintas guerras, como la de 1813 o 1836. La inauguración estuvo presidida, entre otras autoridades, por la reina Victoria Eugenia, siempre muy ligada a la ciudad, además de ser ella misma inglesa de nacimiento.

En 1838 el cirujano Henry Wilkinson, médico de la Legión Auxiliar Británica y miembro del Colegio de Cirujanos, y que había tomado parte en las guerras carlistas,  describe el lugar con todo lujo de detalles. Habla Wilkinson de catorce cruces de madera que hacen mención al Vía Crucis de Jesús.

Hay también numerosas leyendas y una de ellas poco tiene que ver con la guerra y mucho con el amor. Se habla de un oficial británico, de origen irlandés, que se alojaba en Ategorrieta con su regimiento. Allí se enamora de la mujer que le aloja, casada, y se ve que fue un amor correspondido, porque el oficial apareció una noche junta a la fuente del Chofre, acuchillado. Dicen las comadres y las malas lenguas que pocos años después corría por Ategorrieta un pequeño cuya cabeza rubia y ojos claros destacaban entre la chiquilería, casi todos morenos